lunes, 27 de junio de 2011

Saliendo de la Tinieblas: Cap.1

  Alguien nuevo (parte 4)

  -Gracias- dijo sorpresivamente Belén.
  -¿Qué? ¿Como puedes decir eso? Es tu hermana.
 -Es mi hermana pero se lo merecía, además como puedes defenderla si ella hablo más mal de ti que de mí.
  -Eso no importa, es tu hermana, las hermanas se deben de llevar bien.
  -Eso díselo a ella, ella fue la que empezó, se merecía una lección- dijo riendo- ahora si ¿ya podemos entrar?- dijo dirigiéndose a Jean-Poul.
  -Si claro, vamos.
  -Que bueno, vamos- dijo mirándome ami pero yo me sentía mal por lo anterior. Belén al desesperarse tomo mi mano y comenzó a jalarme através de la entrada y el pasillo hasta llegar de nuevo con el señor que estaba acompañado por una mesera bastante hermosa que le brindo una gran sonrisa coqueta a Jean-Poul, al parecer este le gustaba a todas la mujeres
  -Ya esta todo listo, joven, señoritas- pero que cambio ¿Qué habrá hecho para que me dejara entrar?- sigan a la señorita, ella los llevara a su mesa y así lo hicimos, la mesera iba moviendo excesivamente las caderas.
  -¿No es lindo el lugar?- dijo Belén emocionada.
  -Si es precioso- dije maravillada viendo el lugar, que parecía muy acogedor. Las paredes eran blancas, con hermosos cuadros de paisajes; las mesas de madera negra, con bonitos arreglos; las lámparas eran anticuadas pero combinaban a la perfección con el lugar, había una gran fuente en una esquina, las meseras iban y venían con sus lindos uniformes.
  -Ves de lo que te has perdido- me susurro al oído.
  -Esta es su mesa- dijo la mesera, al ver mejor la mesa en ella había una hermosa vajilla con hermosos cubiertos- por favor siéntense, enseguida vuelvo con las Cartas- entonces comenzó a alejarse pero no sin antes brindarle una deslumbrante sonrisa a Jean-Poul, estaba  por sentarme cuando el se adelanto y recorrió mi silla para que yo me sentara.
  -Gracias- dije secamente yo no necesito los favores de nadie.
  -De nada belle dame - dijo sonriente, siempre sonriente a pesar de mi mal trato, estaba empezando a desquiciarme. También hizo lo mismo con Belén.
  -Gracias amable caballero- dijo con verdadera gratitud.
  -De nada belle dame- contesto este al instante luego se sentó enfrente de mi.
  -Oye ¿te puedo preguntar algo?- dijo Belén refiriéndose a Jean-Poul.
  -Si claro.
  -¿Como es que pronuncias tan bien el español?
  -Pues veras tengo mucho tiempo viniendo a México así que fui perfeccionándolo.
  -¿Por qué viniste a México?
  -Vaya que eres curiosa.
  -Solo quiero saber mas sobre mi nuevo amigo ¿Por qué eres mi amigo verdad?
  -Por supuesto, y también tuyo- dijo mirándome a mi.
  -Eso seria estupendo, ¡Edén tenemos un nuevo amigo!- dijo muy entusiasmada.
  -Yo…- iba replicar pero llego la mesera.
  -Aquí tienen- nos dio las Cartas rápidamente a Belén y a mi, pero con Jean-Poul no se apresuro, ¿Qué esa joven no tiene dignidad?- cuando estén listos para ordenar aquí estaré- y se apresuro a irse. Estuvimos viendo la Carta por  un rato, todo sonaba delicioso.
  -Y bien ¿Qué van a pedir?- pregunto el.
  -Yo no tengo hambre- me apresure a decir pero mi estomago traicionero dijo lo contrario al sonar tan fuerte que me sonroje de vergüenza.
  -Pues tu estomago no dice lo mismo, es mas pareciera que lleva tiempo sin comer- dijo Belén.
  -Pero si desayune en la mañana- mentí.
  -Mas te vale, no quiero que te enfermes por no comer como se debe- me regaño.
  -Eso no pasara descuida- la trate de tranquilizar.
  -Vaya parece que ustedes se quieren mucho- intervino Jan-Poul.
  -Querernos, ¡amo a esta chica!- dijo Belén abrazándome todos en la sala voltearon a vernos- he llegado a pensar que Dios me puso a la gemela equivocada.
  -Belén por favor, no tenias que decir eso.
  -Pero si es verdad, tú eres como mi hermana, nos conocemos desde hace mas de 4 años, y hasta me caes mejor que mi misma hermana- dijo con gran alegría.
  -Me alegro por ustedes.
  -Disculpen,  ¿ya quieren ordenar?- interrumpió la mesera.
  -Si, mesdames primero, pidan lo que quieran.
  -¿Qué desean de entrada?
  -Pues yo quiero la sopa del día- contesto Belén.
  -Yo quiero la Ensalada Ideal- pedí.
  -Esa esta muy buena- dijo Belén.
  -¿Y usted?- esta vez la mesera se dirigió a Jean-Poul.
  -Yo quiero el coctel de Centolla.
  -Ha hecho una buena elección señor, ¿desean algo de beber?
  -¿Qué les parece vino tinto?- pregunto el.
  -A mi me parece genial- dijo Belén.
  -Ni se te ocurra, ¡no vas a tomar nada con lo que te puedas embriagar!- la regañe.
  -Pero…- entonces la interrumpí.
  -Pero nada, señorita para mi amiga y para mi solo agua.
  -Entonces agua para ellas y vino tinto para mí.
  -Pero tu vienes manejado no puedes beber- le recordé.
  -Solo será una copa- se defendió el.
  -Más te vale, puedes causar un accidente- lo rete.
  -Eso es todo señorita- dicho esto se marcho.
  -Alguien es mandoncita por aquí- dijo el muy descarado.
  -Y alguien habla de mas- dije irritada- además de ser un…
  -Jean-Poul no me contestaste mi pregunta- antes de que se me fuera la lengua en un insulto Belén me interrumpió.
  -Pues estoy aquí porque alguien muy importante para mí necesita ayuda.
  -¿Será a caso un familiar?
  -No pero es la persona más importante para mí.
  -Pues ojala todo salga bien. ¿Piensas quedarte mucho tiempo en México?
  -Si, no voy a regresar a Francia.
  -Que bueno, así vamos a ser amigos por mucho tiempo.
  -Y tu ¿Por qué estas tan callada?- me pregunto el, no le conteste.
  -Discúlpala- intervino Belén- ella no esta acostumbrada a hablar con nadie excepto conmigo y un poco con Jennifer.
  -Eso parece- dijo el sarcástico- pero no importa- de pronto llego de nuevo la mesera pero esta vez ya con nuestros platos y nos lo sirvió, se veían riquísimos.
  -Provecho- dijo para luego irse.
  -Bueno a comer se ha dicho- soltó Belén en el mismo instante en que se llevaba un poco de comida a la boca. Enseguida comenzamos a comer, la comida no solo se veía rica, sabia a un mejor.
  Y así terminamos el primer platillo, lue0go pedimos los siguientes; durante toda la comida los que mas hablaron fuero Belén y Jean-Poul, yo solo me dedique a escucharlos en partes en otras me perdía en mis pensamientos.
  -…y como te decía la comida estuvo deliciosa ¿Verdad que si Ed?
  -Si por supuesto.  
  -Muchas gracias por habernos invitado.
  -De nada ha sido un placer ¿desean algo mas?
  -No- contestamos Belén y yo al uníoslo, entonces llamo a la camera con la  mano, esta estuvo enseguida con nosotros- nos podría traer la cuenta.
  -Si enseguida- entonces fue a traerla.
  -¡Pero que raro!- dijo Belén.
  -¿Raro?- pregunte confusa.
  -Si, ella nos ha atendido en varias ocasiones cuando hemos venido y nunca había sido así de servicial- luego se dirigió a Jean-Poul- tu si traes suerte.
  -Jajá- solté una carcajada, Belén a veces podía ser tan inocente y por eso la adoraba aun mas, era obvio que la camarera había estado así por quedar bien con Jean-Poul.
  -¿Por qué te ríes Ed?- pregunto confusa.
  -De nada, olvídalo- lo deje pasar. De nuevo la mesera llego.
  -Aquí esta tu cuenta- le dijo a Jean-Poul, el la tomo y la miro, saco su tarjeta de crédito y la deposito en el recibidor de dinero, luego saco de ahí un papel, en cuanto la mesera se la llevo Jean-Poul doblo el papel y lo tiro.
  -Aquí esta su tarjeta señor.
  -Si gracias señorita- dijo cortésmente, la camarera solo sonrío y se fue.
  -¿Nos vamos ya?
  -Si claro- entonces nos paramos y nos fuimos directo a la salida. Jean-Poul pidió su coche al ballet parking y ahí comencé con mi despedida.
  -Bueno chicos fue lindo comer juntos, pero ya debo irme a mi casa.
  -Ed no te lo había dicho pero Jean-Poul también se ofreció a llevarnos a casa después.
  -Pues prefiero tomar un taxi- dije rápidamente. Seria muy incomodo irme el resto del camino con el.
  -¿Para que si vamos para el mismo rumbo? Solo tenemos que dejar primero a Belén- intervino Jean-Poul.
  -Prefiero ir e taxi- dije nuevamente, tratando de así de ponerlo claro.
  -No, tú te vienes con nosotros- dijo Belén con voz de madre regañona.
  -Pero…- no pude continuar.
  -Pero nada, es mas seguro- en eso llego el coche, Jean-Poul y Belén se subieron enseguida, yo simplemente me quede plantada en mi lugar decidida a no ceder.
  -Ed ¿Qué esperas? Sube ya- exigió Belén.
  -¡Que no quiero!- dije con tono de niña caprichosa.
  -Entra.
  -No- entonces se bajo del coche y me jaloneo y me obligo a meterme en el asiento del copiloto.
  -Siéntate aquí, al fin y al cabo yo me bajo primero- dijo esto cerrando la puerta y corriendo a sentarse al asiento trasero, mientra que al lado derecho mío solo de escucho una pequeña carcajada- Listo, vámonos.
  -En seguida- dijo el muy cretino.
  Llegar a la casa de Belén solo no tomo 20 minutos debido a la velocidad a la que Jean-Poul conducía.
  -Bueno, servida mi Belle dame- dijo Jean-Poul abriéndole la puerta a Belén.
  -Gracias y gracias por invitarnos a comer- le dijo esta con una gran sonrisa.
  -De nada ha sido un placer.
  -Bueno pues creo que se tienen que ir- dijo mirándome - te la encargo mucho.
  -Descuida, daría la vida por protegerla- al decir esto yo solo bufe.
  -Pues mas te vale, porque si le pasara algo tu vida acabaría- dijo con tono de asesino.
  -Si, no te preocupes- dicho esto Belén se dirigió a mi, yo solo voltee a otro lado.
  -Pórtate bien- entonces bajo la voz- nada de insolencias.
  -Vámonos ya- dije esto ignorándola.
  -Claro- dijo Jean-Poul subiéndose al auto y encendiéndolo- bueno nos vemos mañana- y así comenzó a andar, de inmediato me puse tensa, esto de irme con el no había sido buena idea. Transcurrió un rato hasta que el rompió el silencio.
  -No deberías enojarte así con tu amiga.
  -Eso a ti no te importa.
  -Ella solo quería que te fueras más segura a tu casa.
  -¿Y se supone que contigo debería estar mas segura?- dije secamente.
  -Lo creas o no, así es.
  -Lo creas o no, muchos me han dicho eso y luego me friegan- y así acabe con la conversación. El camino a mi casa se me hizo una eternidad.
  -Bueno te dije que nada te pasaría- dijo estacionándose enfrente de mi casa, trate de abrir la puerta del auto pero esta no habría, de inmediato comencé a híper ventilar- creo que se te olvida algo- dijo acercando su rostro al mío.
  -No yo creo que no- dije a la defensiva
  -Yo creo que un “gracias” estaría bien- dijo con una sonrisa torcida alejando su rostro de mí.
  -Si digo gracias me dejarías salir-el asintió con la cabeza- gra…gra… gracias-dije carraspeando.
  -Eso es un gracias, a mi no me parece.
  -Pues es lo único que obtendrás- dije con veneno en la voz.
  -Bueno creo que por ahora será suficiente- eso me descoloco.
  -Espera, ¿por ahora?
  -Si algún día tus agradecimientos serán sinceros.
  -No lo creo.
  -Ya lo veras- entonces le quito el seguro al auto- ya puedes bajar- y así lo hice, lo mas rápido posible y sin voltear a verlo hasta estar segura en dentro de mi casa. A pesar de todo me había divertido mucho, incluso en un momento me sentí como alguien normal saliendo a comer con su mejor amiga como cualquier otra adolescente, solo que con un colado; Jean-Poul. Y eso estaba mal yo era un fenómeno, y no tenía derecho a sentir eso. Además ¿Cómo pudo Belén dejarme sola con Jean-Poul?
  Justo cuando iba a entrar a mi cuarto, mi madre salio de su habitación.
  -Hija has llegado- dijo dándome un abrazo, el cual yo le correspondí.
  -¿Cuándo llegaste?- pregunte emocionada, a pesar de que ella nunca se había preocupado por mi, yo la quería mucho, por lo cual siempre me dolían sus rápidas partidas.
  -Um, como a las diez.
  -Me alegro mucho, ¿y cuanto piensas quedarte?
  -Una temporada- eso en palabras de mi madre era poco, y eso me entristecía. De pronto Sofía salio de su cuarto.
  -Ya se han visto, que lindas ¿lista mama?
  -Esperen, ¿a dónde van?- pregunte confusa.
  -A pues mama y yo vamos a ver a unos viejos conocidos de mama.
  -Si prometí visitarlos cuando viniera a México- rápido me desanimo con sus palabras- ¿quieres venir?
  -No, otro día será. ¿Llegan temprano?- pregunte con una mota de esperanza.
  - Si solo vamos a saludar.
  -Entonces las espero para cenar juntas.
  -Si claro aquí estaremos, ya nos tenemos que ir- me dio un beso en la mejilla y se fueron.